Los oráculos Griegos
Los oráculos del mundo griego
Los oráculos fueron muy
importantes en la vida social y política de los griegos e incluso influyeron en
muchos acontecimientos históricos de carácter político, legislativo, comercial
o militar. De forma privada eran consultados por motivos muy diversos: buscar
respuestas sobre el origen de uno mismo, expiar un crimen cometido, curar
enfermedades, conocer el resultado de una acción a realizar, etc. De forma
pública eran consultados obligatoriamente en momentos importantes, como en
guerras.
En griego se diferenciaba
entre el oráculo como lugar y el oráculo[1] como respuesta divina. El
primero era designado principalmente por la palabra μαντεῖον y se definía como
un lugar sagrado de adivinación. Por toda Grecia había oráculos situados en
diferentes lugares[2] y en
contacto con agua, cuevas, árboles o grietas, elementos conductores de la
mántica. El segundo era designado en griego por diversas palabras como χρησμός,
μάντευμα o θέσπισμα y era definido como la respuesta que daba un dios, héroe o
espíritu sobre el porvenir de aquel que preguntaba. Esta respuesta se
transmitía a través de un intermediario humano, según un ritual establecido, y
comúnmente en verso con un tono solemne y arcaizante. También podían dar las
respuestas por medio de proverbios o acertijos de difícil interpretación.
Asociada a la palabra
χρησμός tenemos χρηστήριον, utilizada para designar el oráculo como lugar y
como respuesta. Otra palabra que también se refería a los vaticinios del
oráculo era τὰ θέσφατα. En conclusión, la forma de denominar los oráculos,
tanto en referencia al lugar como a la respuesta, era muy variada entre los
griegos[3].
La literatura griega desde
época temprana ya nos documenta episodios oraculares. En los textos griegos
siempre se nos muestra el carácter ambiguo e inflexible que representan las
respuestas oraculares. Un ejemplo de esa ambigüedad nos lo muestra Heródoto. En
el siguiente fragmento se nos transmite el oráculo que fue transmitido a Creso.
En él no especifica qué imperio sería destruido y Creso lo interpretó erróneamente, provocando la destrucción de su imperio.
οἳ μὲν ταῦτα ἐπειρώτων, τῶν δὲ μαντηίων ἀμφοτέρων ἐς
τὠυτὸ αἱ γνῶμαι συνέδραμον, προλέγουσαι Κροίσῳ, ἢν στρατεύηται ἐπὶ Πέρσας,
μεγάλην ἀρχὴν μιν καταλύσειν.
Heródoto I 53,3
Ellos
preguntaban eso, y las respuestas de ambos oráculos coincidieron en lo
mismo, pronosticándole a Creso que, si marchaba contra los persas,
destruiría un gran imperio.
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En
este ejemplo también podemos observar la importancia que tuvieron los oráculos
y la extensa fama que alcanzaron, motivo por el cual, incluso un rey bárbaro
como Creso consideró oportuno consultar el oráculo de Delfos, que era el más
celebre en la antigüedad.
Los
oráculos han estado ligados desde siempre a la religión tanto pública como
privada y eran consultados siguiendo unas costumbres. Antes de la consulta, se
le exigían al demandante una serie de ritos preliminares. Estos eran de muchos
tipos y tenían como finalidad la purificación y expiación (κάθαρσις o ἁγνεία) del hombre antes de la consulta; puesto que actos
como las relaciones sexuales, una enfermedad, la muerte, el asesinato, etc. se
consideraban conductas impuras a ojos de los dioses. Entre los distintos tipos de
purificación eran los más comunes: beber agua de una fuente sagrada, tomar
baños purificantes, someterse a ayunos, untarse con barro, sacrificar un
animal, etc.
Después
se hacían ofrendas y sacrificios (θυσίαι) que representaban los obsequios para los dioses, con
los que se conseguiría el favor de los dioses, un do ut des o quid pro quo.
Las ofrendas podían ser de diverso tipo: votiva (objeto), de primicias
(entregar parte de la primera cosecha de cebada, trigo, etc.), un sacrificio…
También se ha dado el caso de que se ofrezca como ofrenda la restauración o
edificación de templos en honor al dios, la entrega de esclavos, bienes o, más
raramente, de miembros de la familia para servir al dios.
Μίμνησκε...
Cruento es una palabra que significa sangriento, deriva
del latín: cruor, -is: sangre (derramada).
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ἀγαγόντες τὸ
σεσημασμένον κτῆνος πρὸς τὸν βωμὸν ὅκου ἂν θύωσι, πῦρ ἀνακαίουσι, ἔπειτα δὲ
ἐπ᾽ αὐτοῦ οἶνον κατὰ τοῦ ἱρηίου ἐπισπείσαντες καὶ ἐπικαλέσαντες τὸν θεὸν
σφάζουσι, σφάξαντες δὲ ἀποτάμνουσι τὴν κεφαλήν.
Hdt.
2.39.1
Siguiendo la ceremonia del
sacrificio, conducen la bestia al altar donde la sacrifican; encienden el
fuego, después, derramando vino sobre la víctima e invocando al dios, la
degüellan, cortándole la cabeza.
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Cuando
ya se había realizado la purificación del consultante, se había entregado una
ofrenda o sacrificio y se había realizado la plegaria y la libación, entonces
podía comenzar el vaticinio. El encargado de transmitir las respuestas del dios,
en estado de trance, era el προφήτης. Tras esto, los sacerdotes, que eran los
únicos presentes durante el oráculo, interpretaban la respuesta en verso y se
la entregaban al demandante. El tipo de persona que tenía el cargo de profeta y
de sacerdote y el tiempo que le dedicaría a este servicio (un año, varios años
o toda la vida) era distinto según el dios y centro oracular al que estaban
dedicados, como veremos a continuación. Pero había algunos requisitos genéricos:
conservar la pureza (ἁγνεία); cumplir ciertas normas asociadas a cada santuario como
prohibiciones alimenticias y ayunos; ser un buen representante de la comunidad,
estando en posesión de la ciudadanía; no tener ningún defecto físico, etc.
Estar al servicio de un dios y un santuario era considerado un honor entre los
griegos.
Cuando
el oráculo era transmitido al demandante, este debía agradecer al dios su
ayuda, antes de que finalizase la consulta. El agradecimiento podía realizarse
con una ofrenda, un sacrificio, un voto, una plegaria, un banquete…[5]
Los
oráculos más importantes estaban rodeados de riquezas, tanto por las ofrendas
de los ciudadanos como por la tarifa del oráculo que era de un mínimo de una
dracma ateniense. Lugares como Olimpia y Delfos construyeron unas cámaras,
llamadas θησαυροί, para
albergar su tesoro.
A
partir del helenismo y mayormente en época imperial romana, los oráculos
empezaron a decaer debido a varios factores: la aparición de nuevas fuerzas
políticas, el auge de los misterios, los ataques de los filósofos, la
corrupción política de los oráculos, la llegada del cristianismo, etc. Sobre
las causas y circunstancias de esta progresiva desaparición de los oráculos
trata Plutarco en De defectu oracularum.
[1] Palabra que deriva del latín oraculum, relacionada con el verbo orare: hablar.
[2]
Consultar el mapa geográfico con las localizaciones de oráculos en Anexo I.
[3] Para
más información sobre terminología griega véase: Bouché-Leclercq (203, pp.
430-439); Suárez de la Torre (2009, pp. 201-215).
[4]
“Ciertamente, parece que no se puede inmolar víctimas sin la plegaria ni
consultar a los dioses con un rito”.
[5] Para
más información sobre el ritual de consulta véase: García López (1975, pp.
69-72); Burkert (2007, pp. 77-162).
Para conocer más sobre los oráculos ve a:
1. Oráculos de Apolo: http://astreaentreoraculos.blogspot.com.es/2017/04/oraculos-de-apolo.html
2. Oráculos de Zeus: http://astreaentreoraculos.blogspot.com.es/2017/04/oraculos-de-zeus.html
3. Oráculos de otras divinidades, héroes o muertos:
http://astreaentreoraculos.blogspot.com.es/2017/04/oraculos-de-otras-divinidades-heroes-o.html
Por último, ¡atrévete a consultar un oráculo! Prepara una pregunta cuya respuesta sea SÍ o NO en inglés y atento a lo que te diga la pitonisa de Delfos:
http://www.ucl.ac.uk/GrandLatMisc/oracle.html